¡SIEMPRE PRESENTE!

Los adultos somos los modelos sociales a imitar por los niños; de nosotros aprenderán actitudes, valores y patrones de conducta social. 

Nosotros, los padres, modelamos la conducta de nuestros hijos según lo que queremos que ellos aprendan, mediante castigos y recompensas. Pero la forma en que se transmite la mayor parte de pautas de comportamiento social de nuestros hijos es lo que ellos reciben al observarnos, puesto que se desarrollarán socialmente mediante la IMITACIÓN DIRECTA. Y no solo de su figura de apego, si no sobretodo de todo su entorno, abuelos, hermanos, primos, segundas parejas nuestras, etc... 

De ahí que debemos tener especial cuidado al trato que damos a todo el entorno de nuestros hijos, sobre todo en su presencia.


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LO QUE MÁS BENEFICIA A TUS HIJOS Y LO QUE DEBES FOMENTAR

Tu comportamiento, actitud y valores como progenitor son un modelo de aprendizaje para tus hijos que tratarán de imitar.


Si ustedes dialogan sus hijos serán dialogantes.


Si fomentan el conflicto sus hijos probablemente serán conflictivos.


 Favorecer la relación de su hijo con cada uno de ustedes.
 
Utilizar el diálogo y la comunicación entre los progenitores es fundamental.


 Mantener una coherencia y complicidad en los criterios educativos a seguir, independientemente de con quien se encuentren los menores.


 Transmitir a tus hijos cualidades positivas del otro progenitor.
 
Tomar siempre las decisiones los adultos y no delegar en los hijos.


 Escuchar y comprender las protestas y sentimientos de sus hijos.
 
Fomentar las relaciones del menor con los demás miembros del grupo familiar: abuelos, tíos, primos.

LO QUE MÁS PERJUDICA A TUS HIJOS Y LO QUE DEBES EVITAR

Creer que la sentencia judicial pone fin al conflicto familiar.


Implicar a los menores en el proceso judicial.


Delegar en ellos la toma de decisiones.


Pelear, discutir y organizar escenas emocionales (llantos) o violentas (gritos) delante de ellos.


Criticar al otro, padre o madre, o alejarlos de él/ella o dificultar su relación.


Presionar a los niños en busca de información.


Mandar mensajes a través de ellos.


Situarlos en medio del conflicto: utilizarlos como pretexto, como arma arrojadiza, obligarles a tomar partido (aunque sea indirectamente).